Día 3 en Roma: Vuelo cancelado y crucero inesperado

Cuando un vuelo cancelado nos regaló un crucero inesperado 🚢✈️

24 de septiembre del 2024. ¡Y llegó el último día de nuestro viaje a Roma! Ese día que esperábamos fuera tranquilo, sin complicaciones, pero que terminó convirtiéndose en una auténtica película de aventuras, con giros inesperados y una dosis de caos que nos dejó sin palabras.

Panel de vuelos en el aeropuerto de Roma mostrando el vuelo a Barcelona cancelado

¿Adivináis cuál es el único vuelo cancelado? Exacto, el nuestro. Que empiece la aventura… 🚨✈️😂

Desayuno y rumbo al aeropuerto

Comenzamos la jornada con un desayuno contundente, preparándonos para lo que creíamos sería un simple trámite de regreso a casa. Decidimos dirigirnos al aeropuerto con tiempo de sobra, anticipando un día largo y, sin saberlo, lleno de emociones. Después de todo, ¿qué podría salir mal con un vuelo programado para las 14:40 con Ryanair? Spoiler: TODO.

La temida palabra: "Vuelo cancelado"

Mientras esperábamos la asignación de la puerta de embarque, apareció en las pantallas la temida frase: "Vuelo cancelado". La aventura, la de verdad, acababa de comenzar. Nos dirigimos al mostrador de Ryanair, donde una cola interminable de pasajeros compartía nuestra incredulidad. Un solo empleado intentaba gestionar la situación y la tensión en el ambiente era palpable y en aumento, de hecho, dos señoras se enzarzaron en una discusión tan fuerte que hasta tuvo que intervenir la policía. La razón de todo este caos: un fallo técnico en el centro de control aéreo de Marsella, que afectaba a gran parte del tráfico aéreo europeo.

Explorando opciones: tierra y mar al rescate

Con todos los vuelos a Barcelona cancelados y opciones limitadas, consideramos alternativas. Un vuelo al día siguiente con escala en París por 600 euros por persona no era viable. La opción de esperar dos días más tampoco nos convencía, de hecho nosotros al dia siguiente teniamos que trabajar, cosa que no pudimos hacer, por supuesto. Entonces, surgió la idea del ferry. Descubrimos que Grimaldi Lines operaba un ferry desde Civitavecchia (cerca de Roma) a Barcelona, que salía esa misma noche a las 22:30.

Sin pensarlo mucho, decidimos embarcarnos en esta nueva aventura marítima.

Os dejo el link de Grimaldi: grimaldi-lines.com

La travesía hacia el ferry 

Nuestro periplo continuó con un viaje en tren de vuelta a la estación de Termini, seguido de otro tren de una hora hasta Civitavecchia. Afortunadamente, todo encajó perfectamente, ya que no todos los días hay salidas de ferries de Roma a Barcelona. Desde la estación de tren hasta el puerto, nos esperaba una buena caminata. Hicimos una parada estratégica en un McDonald's para cenar, ya que no habíamos comido en todo el día y luego nos dirigimos al barco. No estuvimos tranquilos hasta que estuvimos a bordo.

                                       Escultura 'Il Bacio' en Civitavecchia (Roma), creada por Francesco Messina, mostrando al marinero y la chica besándose, un emotivo símbolo de despedida y reencuentro

¡Sorpresa! Un crucero inesperado 🚢

Al llegar al puerto y ver el barco de Grimaldi Lines, me sorprendí. Le dije a mi marido: "Este no será... lo veo muy bonito, parece un crucero 😂". Para ser un ferry de conexión, el barco era impresionante. Contaba con varios restaurantes, una sala de fiestas y otras comodidades, optamos por un camarote, ya que pasaríamos la noche y gran parte del día siguiente navegando y queríamos descansar.

          l ferry de Grimaldi, rumbo a Barcelona, durante nuestro regreso desde Civitavecchia 

Una alarma que acelera el corazón 🚨

Después de una noche de sueño reparador, nos despertamos sin conexión en el móvil, lo cual resultó ser una bendición inesperada que nos permitió desconectar del mundo. Tras desayunar y dar un paseo por el barco, nos acomodamos en una zona de sofás. De repente, una alarma comenzó a sonar, aumentando en intensidad, mi corazón se aceleró, mientras mi marido permanecía tan tranquilo, cuando de repente una voz anunció: "Atención, señores pasajeros, el barco va a ser evacuado. Vayan todos a la planta 0". El pánico se apoderó de mí 😨, yo ya estaba dando palmas a mi marido para que moviera el culo. Bajamos rápidamente y nos encontramos con la tripulación equipada con chalecos salvavidas, cascos y curiosamente, rollos de papel higiénico, ¿Por qué? No lo sé, pero ahí estaban, como si fueran lo más importante. La situación era caótica. Nos alinearon, nos explicaron cómo inflar el chaleco, en que barca nos tocaba subir y después de un rato, nos informaron que se trataba de un simulacro de evacuación. ¿No podrían haber avisado antes❓ ¡Un poquito de comunicación, por favor! Quizá esto sea lo habitual, pero era mi segundo viaje en ferry (el primero fue de Barcelona a Menorca y eso no se hizo), así que me pilló por sorpresa. Hubiera sido más adecuado realizarlo al inicio del viaje, no en medio de la travesía cuando estábamos ya relajados. Vaya susto...😂 llegué a pensar que no llegaríamos a casa.



Reflexiones y llegada a casa ✨

Tras el susto, comimos y pasamos el tiempo hasta la llegada a Barcelona. Descansamos en el camarote, dimos un paseo mirando el mar, que resultó ser bastante relajante y vimos algún que otro delfín. Después de horas, divisamos Barcelona a lo lejos, aunque el barco aún tardó bastante en llegar. En la sala de fiestas, para amenizar la espera, había un músico y una cantante. Finalmente, a las 20:30, el barco atracó en Barcelona.

Qué ganas teníamos de abrazar a nuestros pequeñajos, que nos estaban esperando ansiosos por vernos.

Disfrutando de las vistas al mar en el ferry de Grimaldi, mientras regresamos a Barcelona

Conclusión 💭

Aunque las cosas no siempre salen como uno las planea, hay que aprender a ver el lado positivo. Este viaje a Roma, que al principio parecía que iba a ser todo risas y fotos perfectas, nos dejó una aventura única. Nos encontramos con imprevistos, como la cancelación del vuelo y hasta nos subimos a un ferry improvisado para llegar a casa, pero todo eso formó parte de la experiencia, ¡y vaya que la recordaremos! Un mini crucero, un par de sustos y un montón de anécdotas. Como dice el dicho: "La vida es lo que sucede mientras hacemos otros planes". Y qué verdad tan grande, porque aunque no todo fue perfecto, cada momento valió la pena.

Lo que más me llevo de este viaje es lo importante que es hacer espacio para estar en pareja, desconectar de ser "mamá y papá". Este viaje, si no nos lo regalan, no lo habríamos hecho por nuestra cuenta. Y eso me lo dijeron cuando me dieron el regalo: "Yanira, sabemos que si no os lo regalamos, no os vais". Muchas veces, las responsabilidades del día a día nos hacen olvidarnos de nosotros mismos, de lo que éramos antes de ser padres. Pero este viaje nos permitió recordar eso: a veces, lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es cuidar nuestra relación como pareja.

Los niños disfrutaron con la familia y nosotros, pudimos disfrutar de ser solo pareja, sin horarios ni prisas. La lección que nos dejó Roma, además de las maravillas de la ciudad, fue que tenemos que seguir buscando esos momentos solo para nosotros, porque, aunque no siempre salgan como planeamos, son imprescindibles para mantenernos como pareja, como individuos y como familia.


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