El gran apagón – Abril de 2025

A principios de mes, hice una entrada en el blog hablando de cómo hacer una desintoxicación digital. Te dejo el enlace por si te interesa: Cómo hacer una desintoxicación digital.

Y quién nos iba a decir que, justo al final de este mes… ¡pum! Llegaría el gran apagón.

El lunes 28 de abril de 2025 será difícil de olvidar. Y no por algo bonito como el primer baño en la playa o el primer helado del año… No. Lo recordaremos porque, literalmente, se apagó todo.

Sin previo aviso y con una puntualidad que daba miedo, a las 12:30 del mediodía el mundo moderno dijo: “¡Hasta aquí!”

Yo estaba trabajando tranquilamente (modo administrativa on), cuando de repente: ¡pum! Adiós ordenador, adiós luz, adiós móvil, adiós internet... El fin del mundo versión millennial.
Primero pensé que era cosa de mi zona. Pero al mirar a mi alrededor y escuchar lo que decían en la radio, que era a nivel peninsular y sur de Francia, entendí que esto iba para largo.


El miedo real: los niños y el ascensor

Por si fuera poco, la hora no podía ser peor: las 12:30, justo cuando los peques salen del cole. Lo primero que pensé fue en mis hijos.

Me imaginé a mi marido atrapado en el ascensor, sin haber podido ir a buscarlos y sin forma de avisar, porque los móviles tampoco funcionaban.
O peor aún: que se hubiera quedado encerrado con los niños dentro, volviendo del colegio. No tenía claro la hora exacta en la que se había producido el apagón, y eso me puso aún más nerviosa, porque sabía que, de ser así, estarían muertos de miedo, llorando y sin entender nada.

Al final, solo fue un susto mental… En uno de los momentos en que volvió brevemente la conexión —porque iba y venía— pude hablar con mi marido. Me dijo que ya estaban en casa, que justo el apagón ocurrió en el impás entre recoger a los niños. Pero el nudo en la garganta no me lo quita nadie.


Nos mandaron a casa

A eso de la 13:30, mi jefa, que también tenía cara de haber visto a los cuatro jinetes del Apocalipsis, nos dijo: “Mejor id iros a casa, porque esto va para largo.” Y tenía razón.

En mi pueblo, hubo vecinos afortunados que a las 15:30 ya tenían luz. Yo no fui de ese grupo. Hasta las 23:30 no volvió la electricidad en mi casa. Sí, casi once horas sin enchufes. Once.


El colegio cerró y los balcones volvieron a tener vida

La policía fue al cole y pidió que los niños fueran recogidos cuanto antes. Así que por la tarde ya no hubo clases. Y mi hija Chloe, que siempre tiene ese punto observador y sensible, me dijo:
“Mamá, parece como cuando la pandemia, todo el mundo en los balcones, hablando, cenando...”

Y tenía razón. De repente, los vecinos nos mirábamos a los ojos. Charlamos sin pantallas, sin prisas, sin notificaciones. Fue raro... pero bonito.


Linternas, velas y girnaldas de luces

En mi casa, la oscuridad se apoderó de todo. Para intentar mantener el ambiente algo acogedor, encendimos todas las velas y, como no había electricidad, las guirnaldas de luces que tenemos que funcionan con pilas, fueron la solución. El comedor, normalmente lleno de tecnología y pantallas, se transformó en un rincón cálido, con el resplandor suave de las velas y la luz de la guirnalda, como si el tiempo se hubiera detenido por unas horas. Así, en medio de la oscuridad, encontramos algo de calma, y la casa parecía un refugio que contrastaba con el caos exterior.

                                          El Gran Apagón de Abril: Un Día Sin Luz, Pero Con Mucho Más


¿Qué ha pasado exactamente con el gran apagón?

A día de hoy, no está del todo claro. Lo que se sabe es que hubo un problema gordo en el sistema eléctrico español, una especie de desequilibrio o “oscilación”, que hizo que todo se desconectara para proteger la red. Tecnología avanzada haciendo cosas que nadie entiende, pero que nos dejan a oscuras.



Conclusión: cuando se apagan las luces, se encienden otras cosas

Sí, fue un susto. Sí, fue incómodo. Y sí, ahora todos estamos pensando en comprar linternas y velas como si viniera el apocalipsis. Pero también fue un recordatorio de que, cuando todo se apaga, lo que queda es lo más importante: la familia, los vecinos, la conversación, el estar presente.


💡 "Cuando se va la luz, descubrimos quién realmente ilumina nuestra vida."

 











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