Septiembre, la famosa cuesta… y los cambios que nos ponen a prueba
¡Y llegó septiembre! Ese mes que combina nervios, listas interminables de material escolar y la famosa cuesta que nos hace replantearnos la palabra “presupuesto” 😅.
Para muchos padres significa el primer día de cole de los más peques, con mochilas casi más grandes que ellos y despedidas en la puerta que duelen más a los adultos que a los niños. Para otros, es el salto al instituto: de ser los mayores del colegio a sentirse de repente los más pequeños de un mundo nuevo, con horarios más largos, más deberes y la emoción de descubrir con quién compartirán clase. Y también están los que siguen en el mismo cole, pero cambian de edificio, de compañeros o de profes, lo que hace que todo huela a “nuevo comienzo”. Septiembre al final es eso: un mes de cambios, de adaptación y de recordarnos que nuestros hijos crecen a un ritmo que a veces asusta, pero también ilusiona ✨.
Este año, en casa, la vuelta al cole ha sido todo un festival de cambios y emociones:
Mario pasa a 1º de Primaria. Tres años con la misma profe, los mismos compañeros y rutinas consolidadas… y de repente, ¡zas! Cambio de profesora, mezcla de las clases A y B y menos recreo. Además, deja atrás el edificio de Infantil y pasa al de los “grandes”. En su cole hay un edificio para I3, otro para I4 e I5, y el que va de 1º a 6º… ¡y ahí empieza él! Hoy arranca esta nueva etapa y yo he tenido que respirar hondo y repetirme que todo va a ir bien.
Chloe empieza en el instituto, 1º de ESO. De ser “las mayores” del colegio a convertirse en las más pequeñas, con horarios de 8:00 a 14:30 y nuevas dinámicas. También es un cambio en lo académico: compañeros que el año pasado pasaron a la ESO ya nos habían avisado de que la diferencia con sexto es grande. Allí apenas tenían deberes y ahora la exigencia de estudio aumenta bastante, todo se vuelve más estricto y requiere más constancia. Nervios a tope, preocupación por con quién coincidiría en el grupo… pero por suerte, sus mejores amigas están con ella en clase, además de nuevos compañeros, algunos ya conocidos. Está contenta. Hoy quería que la despertara dos horas antes de entrar, ¡pero negociamos diplomáticamente con el despertador! 😂
Y así, entre nervios, cambios de clase y nuevos horarios, septiembre marca el inicio de la rutina de verdad:
-
Las extraescolares arrancan la próxima semana, y con ellas la planificación de recogidas y horarios imposibles.
-
Los grupos de papás del colegio se activan de nuevo: mensajes, dudas, avisos… yo, como buena perezosa digital, tengo todos los grupos silenciados, ¡sobre todo los del cole! El de Chloe, con lo del paso al instituto, ha estado bastante activo este verano y nos hemos mantenido al día sin volvernos locos. Además, ayuda mucho que otras mamás tengan hijos mayores en el instituto y nos guíen un poco a las “primerizas” que vamos algo perdidas.
Y en medio de todo esto, la cuesta de septiembre no da tregua: libros, material escolar, uniformes, ropa nueva… y ese pellizco al bolsillo que hace que digas: “Vale, enero, no eres tan cruel después de todo”. Que no sé vosotr@s, pero nosotros ya dejamos parte del material y los libros comprados y pagados en julio, aunque aún quedan libros que comprar para Chloe, que le dirán esta semana. Gastos, gastos y más gastos… 😅
Pero entre nervios, ajustes y gastos, hay que recordar que estos cambios forman parte de crecer, y que un poco de humor y paciencia ayuda mucho. Porque sí, la cuesta de septiembre puede ser dura, pero verlos adaptarse, emocionarse y aprender a afrontar cambios… eso no tiene precio.
Y luego está la parte emocional de la vuelta al cole, que no siempre se dice: a veces creo que los que sufrimos más estos cambios somos nosotros, los papás. Los niños, aunque nerviosos, se adaptan casi de inmediato, conocen caras nuevas, hacen amigos y siguen adelante… nosotros, en cambio, nos comemos la cabeza con horarios, material, extraescolares, pagos, qué tal se llevará con la profe nueva, si le tocará estar con su mejor amigo… y la lista sigue 😅.
Es como si nuestros cerebros estuvieran programados para anticipar todos los problemas posibles antes de que siquiera existan, mientras ellos ya están ocupados jugando, aprendiendo y comiéndose la vida a bocados. Lo curioso es que entre cafés, WhatsApps y recordatorios mentales, también aprendemos a soltar un poco, a reírnos del caos y a celebrar cada pequeña victoria: un día sin perder la mochila, un “todo ha ido bien” al final de la jornada…
Al final, estos cambios nos enseñan algo importante: adaptarse es tan necesario para nosotros como para ellos, y que a veces vale más respirar, sonreír y acompañarlos con humor que intentar controlarlo todo. Porque, seamos sinceros, los papás también tenemos nuestros “espacios” que reorganizar en septiembre 😉.
Así que papás y mamás, respirad, haceros un café fuerte y recordad: aunque septiembre nos sacuda la cartera, la paciencia y la energía, estos momentos son irrepetibles. Y siempre queda la playlist motivadora, la risa de los peques y un poquito de humor para sobrevivir 😉.
“Septiembre puede sacudirnos pero cada día es una nueva oportunidad para reír, aprender y crecer juntos. 💪✨”
Y ahora quiero saber de vosotros:
-
¿Cómo ha sido la vuelta al cole en vuestra casa?
-
¿Algún cambio que os haya descolocado más que a los niños?
-
Y, seamos sinceros, ¿quién ya ha empezado a contar los días hasta las próximas vacaciones? 😅
¡Dejadme vuestros comentarios, que me encanta leeros y compartir estas pequeñas victorias (y dramas) de septiembre!
Y si quieres más inspiración para cargar pilas, aquí te dejo algunas entradas que quizá te gusten:
➡️ De vuelta a la rutina después de un mes desconectada
➡️ Plego el viernes y no me busquéis: un mes de vacaciones, desconexión y familia


Comentarios
Publicar un comentario